Roland ha vivido uno de los momentos más traumáticos que le puede suceder a un líder: su ciudad ha sido destruida por un misil. Resignado a que la expansión de la explosión le afecte, una extraña luz lo envuelve transportándole a un nuevo mundo. En este mundo hay diferentes reinos, que producen cientos de conflictos entre ellos y sus habitantes. La tensión va en aumento, hasta el punto de predominar la ley del más fuerte.
Roland aparece en el interior de una habitación en un castillo, allí se encuentra con Evan, un felinés que espera ser nombrado rey del reino cascabel, después del fallecimiento de su padre. No todos los ciudadanos están de acuerdo con este nombramiento, y los ratócratas liderados por el ministro Ratoleón, se sublevan violentamente contra Evan. Roland y Evan huirán de palacio, con la importante empresa de crear su propio reino y unir los 5 reinos que componen este maravilloso mundo.
Un mundo mejor
Ni no Kuni nació de la colaboración entre Level 5 y el Studio Ghibli, una cooperación que dejó uno de los mejores juegos de rol de la anterior generación. Con el cierre del estudio de animación japonés, esta secuela llega sin su importante aportación. Aun así, a este nuevo proyecto se le unen dos integrantes del estudio. El diseñador Yoshiyuki Momose y el compositor Joe Hisaishi. El primero aporta un acabado técnico que nada tiene que envidiar a las películas del estudio Ghibli. Es tan espectacular, que las cinemáticas corren a cargo del motor gráfico. El segundo nos deja una gran cantidad de temas orquestales, con algunos altibajos de calidad. Atención al tema de Estivania, que nos recordará al himno del Sevilla F.C.
Estas dos grandes aportaciones ayudan mucho a tener una superficie con el aroma Ghibli, pero no es suficiente. La trama es la creación del reino y conseguir unir al resto de reinos en un gran tratado. Las localizaciones que visitaremos tienen mucho encanto, pero le falta la magia, el misterio y la profundidad en los personajes que le otorga Ghibli a sus producciones. Las tramas que se nos presentarán son bastante infantiles y carentes de momentos épicos. Aunque cada reino tendrá problemas políticos, con las normas y leyes que los constituyen. Algunas realmente curiosas, como dejar que las decisiones importantes sean al azar, o prohibir que sus ciudadanos se enamoren. Aunque el juego cuenta con voces en japonés o inglés, todos los textos han sido traducidos al castellano.