Y esto es precisamente lo que les ha pasado a los chicos de Open House Games, un pequeño estudio de desarrollo catalán -sí es de aquí- que han logrado plasmar en A Tale of Paper un juegazo como si tuvieran un grandioso presupuesto.
Una fantástica idea
A Tale of Paper no deja de ser un plataformas 3D, con unos diseños sencillos, pero con una idea muy, pero que muy original. Se trata de utilizarlas bases de los “origami” para construir una historia. Sí, habéis leído bien, origami, o mejor dicho, las figuritas que se hacen con papel.
A Tale of Paper es un desarrollo del estudio barcelonés Open House Games, integrado por los exalumnos de la Universidad de videojuegos de Barcelona Sergi Martínez, Pau Tarès y Raúl Roldán, fue el ganador de la V edición de los Premios PlayStation Talents.
En palabras de Raúl Roldán, uno de los responsables de tan magnífica obra, “nuestro equipo, en el que solamente somos tres personas, nació en unas aulas de una universidad de videojuegos de Barcelona. A Tale of Paper fue el proyecto de fin de curso con el que decidimos emprender este viaje y, tras ganar el premio a Mejor Juego del Año 2018 en los Premios PlayStation, nos empujamos a sacar este título adelante”.
A Tale of Paper es una aventura emocional donde una figura de papel usará el origami para cumplir el sueño de su creador, siguiendo la bella y triste historia de Line, un papel entrañable, en una aventura atmosférica con un toque de puzles.
Pocas opciones, diversión al límite
Instalamos el juego, y acto seguido ya nos encontramos con el menú de opciones… Pocas, a ser sinceros, pero no necesita más. Empezamos la aventura: somos una figura de papel con forma humana, pero con los ojos brillantes y una especie de cuernos brillantes, también.
Aparecemos en una estancia llena de cajas y papeles, y enseguida vemos qué es lo que tenemos que hacer. No hay diálogos, no hay instrucciones, pero el juego es tan intuitivo que todo lo demás que no sean imágenes, sobran.
Así, desde el principio se nos muestra qué es lo que tenemos que hacer para conseguir dominar los controles, sencillos, que se irán complicando algo a lo largo de la aventura. También esa sencillez se plasma en los gráficos, sencillos pero muy amigables, que nos ayudan a ponernos en la piel del protagonista.
Así las cosas, no necesitamos que se nos compliquen más las cosas, salvo por el hecho de resolver algunos puzles o manejar con destreza el mando.
Plataformas 3D
Los chicos de Open House Games eligieron que el juego fuera en 3D, pero con salvedades, pues no es un juego de movimiento libre. Nos explicamos. En las estancias en las que estamos, podemos movernos en el espacio, pero pasaremos a la siguiente pantalla en un scroll horizontal, al menos al principio, pero eso no quita que no nos podamos mover por los diferentes escenarios también hacia diferentes sentidos que no sea el lateral. Vamos, que podremos ir al fondo de la estancia, al principio, saltar entre cajas o sobre ellas, con el único fin de conseguir superar el nivel.
Es realmente divertido el sistema de aprendizaje, tanto que cuando lo pruebas no puedes dejar de jugarlo, pues es tan amigable que se te hace corto.
Las estancias están muy cuidadas y permiten que nuestro personaje se desenvuelva por ellas sin problema, y haciendo que no nos quedemos atascados en esa profundidad 3D de los escenarios que pasa en otros juegos con esa profundidad.
Quiero ser, ¡una rana!
Muchos os preguntaréis a qué viene eso de quiero ser una rana. Muy sencillo. Según vayamos avanzando en la aventura, se nos otorgarán “poderes” para convertirnos en otra figurita de papel con el objetivo de poder superar cada uno de los escollos a los que nos enfrentaremos. Así, la primera transformación que vamos a sufrir será el de la rana. No anda, pero da unos saltos ideales para llegar a sitios de otra forma inaccesibles.
Pero con la rana no acaba la historia. Luego vendrá una bola de papel, un avión… Vamos, no os las desvelamos todas para que tenga su gracia cuando os encontréis con ellas. La idea es ir cambiando en diferentes momentos para poder seguir progresando, combinando muchas veces una, dos o tres figuras para poder resolver cualquier obstáculo.
No todo es saltar
Sí, en efecto, hemos de decir que no sólo nos vamos a encontrar obstáculos en nuestro deambular por estos geniales escenarios. Estancias que variarán desde un cuarto, pasando por sistemas de ventilación, alcantarillas… Vamos, que la rica variedad de lugares que vamos a visitar es genial, pero los obstáculos no es lo único que vamos a tener que sortear.
Hay enemigos. Sí, no son muy feroces, pero sí necesitaremos usar toda nuestra destreza con el mando para que no nos pillen o no nos caigamos en la huida. Algunos son robots aspiradores (de esos que limpian solos), arañas… Pero hasta el agua se convierte en enemigo, como es lógico, pues no somos más que un muñequito de papel. Así que a evitarlos.
Los bueno que tiene es que los puntos de control son abundantes y cuando muramos no tendremos que volver a hacer todo el camino, como pasa con otros juegos. Simplemente habrá que ser más cuidadosos con el entorno y el mando.
Se hace corto
Para terminar deciros que se nos hace corto, muy corto, a parte de que el juego en sí no sea muy largo. Nos hemos divertido tanto con A Tale of Paper que ya estamos deseando que los chicos de Open House Games hagan un añadido, una secuela, o cualquier otro desarrollo, pues estamos seguros que lo van a bordar.
Sólo nos queda recomendar este juego, no por su duración, por supuesto, si no por la historia que transmite, que llega hasta lo más profundo de nuestro ser, acompañado por un sistema de juego genial, unos gráficos sencillos pero que cumplen a la perfección, y una banda sonora genial que nos irá poniendo en ambiente en cada momento de la aventura.
Análisis del juego gracias al código de descarga facilitado por Sony Interactive Entertainment (Precision Comunicación).