Al este sopla un viento helado sobre las desoladas llanuras de Mourterra, la tierra de los muertos. En esta baldía y maldita tierra no habita ningún humano pero, sin embargo, dista de estar desierta. Aquí moran en silencio los horribles restos de la antigua y corrupta estirpe de los Nosfernus, esperando pacientemente su oportunidad de volver a azotar las tierras de los vivos.
Mientras tanto, en Esain, el norte helado, otra estirpe de vampiros vive en soledad y aislada del mundo. Para el clan místico de los Moroia la magia es sangre y la sangre es magia… y fluye con intensidad por sus frías venas azules. Ningún ser, vivo o muerto, osa interrumpir sus rituales oscuros o sus veladas sangrientas.
Esta noche el viento porta un fuerte olor a sangre, y una luna roja ilumina el oscuro cielo. Una nueva guerra vampírica es inminente, y nadie se librará del horror que se avecina.
Así es cómo se nos presenta Immortal Realms: Vampire Wars, su historia, y ahora somos nosotros los que debemos continuar…
Elige tu sangre
Nos encontramos ante un juego de estrategia por turnos en el que tendremos que lidiar con las principales líneas de sangre vampíricas: Dracul, Nosfernus y Moroia.
Los Dracul, descendientes directos de la primera vampiresa, son la única estirpe pura que queda en este mundo. Mandan con mano férrea sobre sus súbditos humanos, infundiendo el miedo y sembrando el pánico a lo largo y ancho de sus dominios. Junto a sus ejércitos de poderosas bestias y humanos sangrefinas, estos voraces guerreros no permitirán que nada ni nadie se interponga entre ellos y su sed de sangre.
Los Nosfernus son una estirpe antigua y corrupta, y los pocos vampiros que quedan viven en las ruinas oscuras de fortalezas perdidas hace tiempo, o acechan en las profundidades de cementerios olvidados. Tienen una habilidad antinatural para alzar a los muertos y controlarlos, y no les importan los asentamientos humanos o sus títulos; tan solo el poder y la sangre.
En cuanto a los Moroira decir que su poder es legendario. Este clan místico ha vivido aislado durante siglos, dedicándose a estudiar la magia y la alquimia de sangre. Ocultan su naturaleza bajo una máscara de belleza, pero no os dejéis engañar: su poder mágico no tiene igual. Además, su ambición e ingenio les convierten en una fuerza a tener en cuenta.
Estos son los tres grandes grupos que podremos elegir, dependiendo del modo de juego que elijamos.
Manos a la obra
Lo primero que hay que hacer, como recomendación, es jugar el tutorial para hacernos con los controles del juego. Como todos los tutoriales, es bastante sencillo y enseguida nos haremos con él.
Ahora la elección en nuestra: jugar el modo campaña, donde empezaremos por lo más básico, la campaña Dracul, pues las demás están boqueadas. Según vayamos resolviendo cada una de las campañas, se nos irán desvelando nuevas, hasta que lleguemos al final, complicándose cada vez más.
Las campañas están bien, pues tenemos una línea argumental según con el clan en el que nos toque. En cada una de ellas tenemos una serie de misiones a completar, con diferentes alternativas y diferentes logros.
Si elegimos el juego libre, podremos seleccionar el clan con el que queremos combatir, así como el escenario y la condición de victoria, que no es otra cosa que una opción que dará la victoria a quien complete dicha condición antes.
El modo escaramuza también nos abre las posibilidades de jugar enfrentando dos ejércitos que el jugador personaliza eligiendo un clan, su señor, los conjuros, los objetos, las unidades y el mapa. Vamos, como el modo libre, pero con dos ejércitos a ver quién es el que aguanta más.
¡A luchar!
Como hemos dicho al principio, es un juego de estrategia por turnos, lo que ya nos puede dar una idea de cómo hemos de actuar. Lo primero, desde luego, es formar un buen ejército de acólitos, desde unidades de ataque a distancia, hasta los famosos “tanques” para dar cera y recibir daño.
Siempre, antes de cada combate, se nos muestra las posibilidades que tenemos al enfrentarnos a un enemigo. Si es muy fácil, el juego te brinda la oportunidad de hacer el combate automático, pues te quitas un rato, pero también puedes jugarlo. Si la cosa está compensada, te advierte que hay posibilidades de victoria, pero ya lo deja a nuestra condición de estrategas el conseguir dicha victoria. Y por último, si el otro ejército es muy numeroso nos advertirá que la derrota será segura…
Una vez en el campo de batalla, se nos permite colocar las unidades en unas casillas predispuestas, así que al lío. Ahora ya entramos en modo batalla, y será nuestro señor quien empiece, si hemos iniciado nosotros la batalla, o el enemigo, si la empezó él. Y es ahora cuando hay que demostrar nuestras artes como estrategas.
Podremos elegir las cartas del mazo antes de cada movimiento, y luego empezar a mover las unidades por el tablero/escenario o bien realizar el ataque a las unidades enemigas. El combate dará, como es lógico, el resultado de victoria o derrota. Si ganamos, obtendremos una serie de puntos de experiencia, cartas nuevas y otros privilegios.
En un sistema sencillo de aprender y muy eficaz, que nos permite adentrarnos en el combate por turnos de una manera perfecta.
Hay que darse un rulo
A lo largo de los cuatro mapas que Immortal Realms: Vampire Wars nos ofrece, podremos ir conquistando las diferentes provincias que los componen. En ellas podemos encontrar los ansiados pueblos o ciudades humanas que tan apetitosas resultan (esenciales para dar de comer a nuestras tropas o incluso reclutar acólitos), pero también existen otros asentamientos muy útiles.
Entre dichos asentamientos encontramos la biblioteca, que nos permitirá comprar cartas a cambio de puntos de sangre; también herrerías, para mejorar nuestra equipación de cara al ataque o la defensa; no podemos olvidarnos de las cuevas, tan necesarias para reclutar nuevas tropas.; y, por supuesto, nuestro castillo o mansión, base de nuestras operaciones y donde podremos convertir a humanos en vampiros, reclutar nuevos señores… En fin, que hay mucho trasfondo detrás de un juego aparentemente sencillo, y que le añaden más puntos a favor al conjunto.
¿Cuán hábiles somos?
Los legados son los árboles de habilidades, diferente para cada clan de vampiros, y que se podrán ir obteniendo cuando se nos den puntos de legado. Conforme avancemos, iremos obteniendo nuevas habilidades, como es normal. No es algo que en el juego esté muy interiorizado, pero es lo suficientemente potente para añadir esa especialización que todo juego de estrategia por turnos necesita tener.
Interfaz, gráficos y sonido
Immortal Realms: Vampire Wars cuenta con un sencillo y potente interfaz que nos proporciona la suficiente información a la hora de manejarnos por el juego. En todo momento se nos avisa de si nos quedan acciones por hacer, puntos de legado por gastar o movimientos por hacer. Muy intuitivo.
En cuanto al apartado sonoro decir que cumple con los cánones, sin destacar en exceso. La banda sonora está bien, variada y los efectos sonoros están cuidados para ambientar toda laa historia que nos propone Immortal Realms: Vampire Wars. La voces son en inglés, con interpretaciones buenas, aunque a veces se cortan antes de terminar los comentarios de los protagonistas de la historia. Eso sí, todos los textos del juego se han traducido al castellano de manera magistral.
Gráficamente también cumple con el objetivo, que es mostrar los diferentes campos de batalla y los territorios a conquistar sin ningún alarde, algo que tampoco es óbice para disfrutar de este genial Immortal Realms: Vampire Wars. Las unidades se representan en en campo de batalla con una pseudo vista cenital, en 3D, eso sí, pero sin demasiados detalles.
No podemos por menos que recomendar este juego de estrategia por turnos, un sistema que nos recuerda mucho a Total War.
Análisis del juego realizado gracias al código de descarga facilitado por Koch Media.